Bóveda de semillas
A raíz de una iniciativa con apoyo de la ONU, Noruega abrió en el Ártico una bóveda con muestras de semillas para proteger las cosechas de una posible extinción causada por contaminación, los desastres naturales o el cambio climático. La bóveda tiene una capacidad de 4,5 millones de muestras o bien 2.000 millones de semillas. Por el momento, se guardaron 268.000 muestras conformadas por 100 millones de semillas, entre ellas de papas, cebada y trigo, según informó el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos, un organismo vinculado a la Organización de la Alimentación y Agricultura (FAO).
La bóveda se construyó en Svalbard, un archipiélago a casi 1.000 kilómetros de Noruega, por el suelo congelado de la isla. Así, si los sistemas de refrigeración fallan, las semillas continúan protegidas.
Las semillas que se guardan son duplicados de colecciones de más de 1.400 bancos genéticos. La temperatura en la bóveda se mantendrá cerca de los 18 grados bajo cero. Las muestras serán conservadas en “cajas negras” que sólo se abrirán en caso de que todos los otros recursos de semillas hayan sido destruidos o se hayan agotado.
Argentina fue uno de los países invitados a participar de esta iniciativa mundial. En nuestra nación, la conservación de los recursos naturales se realiza en el marco de la Red de Bancos de Germoplasma del INTA, que funciona desde el año 1988.
A raíz de una iniciativa con apoyo de la ONU, Noruega abrió en el Ártico una bóveda con muestras de semillas para proteger las cosechas de una posible extinción causada por contaminación, los desastres naturales o el cambio climático. La bóveda tiene una capacidad de 4,5 millones de muestras o bien 2.000 millones de semillas. Por el momento, se guardaron 268.000 muestras conformadas por 100 millones de semillas, entre ellas de papas, cebada y trigo, según informó el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos, un organismo vinculado a la Organización de la Alimentación y Agricultura (FAO).
La bóveda se construyó en Svalbard, un archipiélago a casi 1.000 kilómetros de Noruega, por el suelo congelado de la isla. Así, si los sistemas de refrigeración fallan, las semillas continúan protegidas.
Las semillas que se guardan son duplicados de colecciones de más de 1.400 bancos genéticos. La temperatura en la bóveda se mantendrá cerca de los 18 grados bajo cero. Las muestras serán conservadas en “cajas negras” que sólo se abrirán en caso de que todos los otros recursos de semillas hayan sido destruidos o se hayan agotado.
Argentina fue uno de los países invitados a participar de esta iniciativa mundial. En nuestra nación, la conservación de los recursos naturales se realiza en el marco de la Red de Bancos de Germoplasma del INTA, que funciona desde el año 1988.
Fuente de imágenes:
http://www.regjeringen.no/upload/LMD/kampanjeSvalbard/bildearkiv/DSC_0844_inngansparti_kunst_F_Mari_Tefre.jpg
Por Lucía Antonella Bentolila
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